Y fui feliz

Sí, totalmente feliz.

Y es que un fin de semana en Madrid da para mucho, muchísimo diría yo.
La rapidez de la gente en el metro, ocupar el lugar que no toca en la escalera del metro, merendar y tomar de postre un batido con brownie del strubucks, los huevos rotos de la taberna de Lucio, comer sushi ¡con palillos!! recorrernos la calle de Fuencarral de arriba a abajo, entrando en zig-zag en las tiendas. Visitando el Museo del Prado y emocionarme delante de los Niños en la playa de Sorolla y quedarme muda y con el vello de punta delante de Las Meninas, de la Maja Desnuda y Vestida. Pasear por el Retiro, escuchando de fondo los truenos amenazadores de esa tormenta perfecta, que se quedó en eso, solo truenos. Calle Serranos arriba, calle Serranos abajo. Paseo de recoletos...

Andar sin rumbo fijo, mezclarnos con la gente por la Gran Vía, comerme un bocata de calamares sentada bajo un sol precioso en la plaza mayor y perderme con su gente por el rastro.... Disfrutar como una enana, reir y llorar en el Musical de los 40...

Beber unos cuantos cubatas de ron, y recordar, al día siguiente, que no me gusta el ron...

Me olvidé de todo durante tres días y fui totalmente feliz.